lunes, 5 de noviembre de 2007

Justificar el abandono de una empresa: ¿cuál es la respuesta correcta?

Si casi todo el mundo sabe que la inmensa mayoría de la gente coge un nuevo trabajo por el interés el proyecto y abandona una empresa por su jefe (un 70% ni más ni menos, tal como indica un reciente estudio de ESADE), ¿por qué entonces queda mal decir en una entrevista de trabajo la razón real del cambio de puesto?

Si los de RRHH no quieren que los candidatos mientan pero ponen mala cara - cuando no descartan directamente - a todo aquél que admita haber dejado su anterior empresa porque su jefe le hacía la vida imposible, ¿cuál es entonces la respuesta correcta? ¿Qué hay que decir? ¿Nos están pidiendo mentir piadosamente para ocultar el verdadero motivo del abandono?

Según todas las indicaciones de los responsables de RRHH, admitir el menor atisbo de malas relaciones o problemas con los jefes para justificar dejar un trabajo anterior está totalmente desaconsejado porque se suele penalizar siempre al candidato, consciente o inconscientemente, nunca se paran a pensar que la culpa está realmente del lado de ese mal directivo que provocó la salida de este trabajador de su puesto.

Admitir, por lo tanto, haber sido víctima de cualquier tipo de acoso (moral o sexual) para dejar un trabajo implica quedar automáticamente excluido del proceso de selección, y encima con una larga mirada de acusación por parte del seleccionador que se dice por dentro "bueno, algo habrá hecho para que le acosen". Porque eso es lo que se suele pensar en primer lugar de las víctimas de acoso: que la culpa es suya. Esto, por supuesto, lo piensan aquellos afortunados que nunca han sufrido un proceso semejante. Pero ya se sabe: cuántos juicios no ha habido en los que los jueces han exculpado al violador, diciendo que "la mujer se lo había buscado"...

Por lo tanto: aunque sea una verdad bien conocida, aunque haya estudios al respecto que indican la misma conclusión, a saber, que se deja un trabajo por diferencias y malestar respecto a un superior en una inmensa mayoría de los casos, reconocer esta verdad universal en una entrevista de trabajo queda mal. Lo que piden de manera indirecta los seleccionadores es que se invente uno mentiras y excusas peregrinas, aunque todos intuyan la verdad. Pero no se sabe por qué, reconocer que los jefes pueden ser cabrones queda mal, muy mal. Para el pobre que se tiene que buscar un nuevo trabajo por esa razón, claro.

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