martes, 8 de enero de 2008

Mucho líder y poca pasión

. La autenticidad se vende muchísimo mejor



Érase una vez un tenista, que en su etapa profesional, no tenía rivales en eso de ganar partidos, la verdad es que cualquier set disputado, tenía asegurado, como mínimo la emoción y el divertimento; fue un número uno, incluso más allá de su prodigiosa técnica, y entonces , sólo le tapaba otro gran rival, un tal Ivan Lendl, soso y algo prepotente, que también era muy bueno, pero que nunca, consiguió emocionarnos tanto.

Estoy hablando de John McEnroe, rubito con cara traviesa, conserva aún su sonrisa a lo garfield y al parecer sigue en el circuito como veterano y sigue disfrutando con eso del tenis. Pues bien, según este excampeón “los nuevos tenistas corren más, se entrenan de forma más compleja, pero deberían copiar a Nadal, demostrando sus emociones y expresándose mejor”, si nos creemos al maestro, nuestros ejecutivos y directivos deberían también correr más, emocionarse con mayor frecuencia y relacionarse mucho mejor de lo que lo hacen .

Estoy convencido que en un mundo cada vez más competitivo, la autenticidad se vende muchísimo mejor, probablemente porque no existe un sistema ideal, para hacer las cosas y al final, entre todos y afortunadamente hemos conseguido enloquecer a esos gurús del marketing y de otras cosas, que siempre creen saber predecir antes que nosotros lo que nos hace falta.







2. Algunas conclusiones

Ahora toca aceptar, que no hay un modelo de empresario y que tampoco se llega al poder a base de titulaciones. Hoy en día, cualquier mayorista de un mercado central de consumo o incluso, los asiáticos del “todo a cien”, no necesitan otros masters, ni consejos de gurús, para hacerse ricos, más que el trabajo constante-no cierran casi nunca, la imaginación y este proverbio oriental que dice “que para abrir una tienda sólo hace falta aprender a sonreír”.

De ahí quiero sacar algunas conclusiones:
- Primera: la empresa que se adapta antes , consigue más mercado; - Segunda: el primero de la clase o el que tenía más matriculas, no obtiene más éxito que el último;
- Tercera: ser universitario no equivale a un empleo, de la misma forma que aunque conduzcas un Ferrari no puedes pasar de 120, o sea que todo se hace relativo y no tenemos garantizado ni siquiera llegar al día de mañana, esta es la cruda realidad y no permitirse el uso frecuente de la demagogia en forma de libros tipo “Como ser feliz en dos semanas....” y cosas así.

Si además, comprobamos que muchas de los productos y empresas que están en el mercado, en muchos casos, tienen poco que ver con la presunta calidad y los valores, de los que presumen, nos encontramos ante un nuevo modelo de sociedad empresarial, en el que la mediocridad, la sorpresa y a veces los malos modos, si vienen en el momento adecuado y por un medio popular tienen éxito, vean sino, la basura televisiva que compramos, y que se repite en la profunda frivolidad de la mayoría de políticos .
3. ¿Qué consecuencias tiene ,este fenómeno social en las empresas?

Y ¿qué consecuencias tiene ,este fenómeno social en las empresas?
Pues que cada vez se embrutece más el trabajo y las relaciones dentro de la empresa , hay más trabajadores pendientes de vender horas de su vida, simplemente a cambio de un salario y existen menos trabajadores que aporten valor añadido.
Además de todo esto, se está creando una brecha importante en la búsqueda de directivos realmente comprometidos, por tanto emocionales, nos faltan líderes que además de mandar sepan también dirigir y como no, en el entorno de los recursos humanos, nos falta gente que además de preocuparse de la búsqueda de personas, selección, planes de carreras, administración de nóminas, formación o relaciones laborales, pero que se moje un poco, que sepa más del negocio, que intervenga en la estrategia, que conozca las cuentas de explotación ó amortizaciones y entienda que al final todos somos clientes de algo.

El problema evidentemente son las personas, porque las empresas, los programas, los productos y las relaciones humanas, los fabricamos nosotros.

Pensando que además todo está conectado, al final descubrimos que esta fragilidad, es consecuencia de la ambigüedad que existe en la calle, mucha información, para tan poca comunicación, demasiados juguetes cuando para jugar de verdad, sólo hace falta imaginación, excesivos masters, para tan poca gente que desee simplemente hacerlo todo mejor, para ser más útil al conjunto, demasiado hablar de la creación de equipos sólo para saber a quien le echamos la culpa.
4. El papel de los ejecutivos

Parece que al fin y al cabo, todo culmine con la mera posesión de todo, los ejecutivos viven prisioneros del móvil, rebotando citas en la agenda, la mayoría caminan sin estar atentos y buscando permanentemente corazas que les aíslen de la fragilidad de las emociones, para acabar comprando relación humana, en forma de nintendos, viajes o juguetes costosos, para aliviar los fracasos o huir de su pareja.

En el trabajo acabamos poniendo precio a nuestro tiempo en vez de medir el placer de disfrutarlo y personalmente, esperamos que un libro de autoayuda adquirido a volandas en el aeropuerto, nos explique el sentido de nuestra vida, pero nadie quiere hablar de compromisos, más allá de bajar la basura.

No sé si, el Sr. McEnroe, puede darnos alguna lección de vida , con ese carácter tan visceral y auténtico , su orgullo y a menudo poca educación, pero de lo que sí estoy seguro es que prefiero los errores de la pasión , a la tristeza perfeccionista , me gusta más la verdad aunque duela , que la ambigüedad en forma de mensajes hechos, emails prefabricados o cartas de valores escritas en un hermoso cartel en la recepción de las empresas .

En las escuelas de negocio y en las universidades, debería explicarse a la gente que ser persona es mucho más importante que aprender métodos para dirigir, también podría decirse que es posible funcionar de forma ética es congruente con desarrollar un proyecto empresarial que sea sostenible y que no se elige al jefe por ser mejor, sino porque sepa encontrar lo mejor de cada uno de nosotros.

La vida laboral de muchos de nuestros directivos, no va más allá que la aplicación de determinados hábitos que se siguen rutinariamente en las empresas y que las hacen funcionar sin necesidad de que intervengan demasiado, porque lo único que se les piden a menudo es que se atrevan a innovar un poco, a fin de que puedan equivocarse y aprender, porque si no fracasas de vez en cuando es que no te arriesgas lo suficiente y sólo es posible avanzar un poco después de cometer algunos errores.

Siempre será mejor una gran dosis de pasión, que muchas cápsulas subliminales, mal aprendidas en algún seminario de ciertos teóricos que se atreven a hablar de algo que sólo han escuchado.
5. Ciertamente el mundo está cambiando

Ciertamente el mundo está cambiando y no sólo porque escuchamos el crujir de la naturaleza, quejándose por el ozono que robamos, o por las miles de barbaridades que cometemos en nombre de la economía que beneficia a unos pocos, debería existir un código más severo para los delitos contra la solidaridad, o para los que viven con el corazón dormido.

Tengo la esperanza de que algún día, exista más sensibilidad detrás de las decisiones realmente importantes y probablemente esta nueva visión nos llegará de la mano de las miles de mujeres que aspiran a compartir simplemente, las responsabilidades del poder, creo que ellas aportarán racionalidad, mucha comunicación, tolerancia y diálogo del que todos nos beneficiaremos.

Mucho más allá de los tópicos y de las cuestiones de género, me gusta la gente que muestra su carácter porque sé a lo que me enfrento y prefiero trabajar con alguien que chille de vez en cuando, pero que pierda alguna lágrima, antes de que soportar un directivo yonqui de manual, rígido y sobrado de razones, muy aplicado, con sus siglas, ya sea el MBA, el PC, sus PDA´s ó la Visa, pero que olvidó su corazón en otra cartera.

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