lunes, 5 de noviembre de 2007

¿Cuál es el mejor momento para buscar empleo?

Los conocimientos técnicos son necesarios para lograr un puesto de trabajo, pero también lo es la experiencia práctica. De ahí que sea conveniente combinar ambas opciones para introducirte poco a poco en el mundo laboral.

Los buscadores de su primer empleo suelen toparse con la falta de experiencia como principal obstáculo para adentrarse en el mundo laboral. Lógico: hasta entonces se han dedicado a sus estudios y pocas veces han podido tomar contacto con el mundillo profesional. Esta exclusividad, sin embargo, pierde adeptos en pro de la posibilidad de compaginar la formación con una primera experiencia laboral. De esta manera se configura el candidato ideal para las compañías, aquél que, cuando termina de estudiar, ha demostrado que sabe lo que es un empleo por experiencia propia, no sólo por lo que dicen los libros.

«Trabajar no sólo es tener una serie de conocimientos técnicos sino que implica un aprendizaje en asumir determinadas habilidades, como el trabajo en equipo, compaginar un empleo con unos estudios», explica Ainara Ormazabal, manager de asistentes y secretarias de la consultora de selección Page Personnel. «Además de una capacidad y tenacidad durante un tiempo, porque no es tan fácil, implica que ese candidato es inquieto, que cuando ha tenido tiempo ha querido hacer más cosas».

Que el trabajo esté o no relacionado con lo que se estudia no es tan importante. Está claro que si ya se empieza a coger experiencia en el campo en el que uno va a especializarse, más peso tendrá luego el currículo. Pero no es algo indispensable. «El hecho en sí de trabajar es importante. Si luego está relacionado con tus estudios, aportas en tu campo un año de experiencia. Por tanto, tu punto de partida salta ya la primera fase de aprendizaje».

A tiempo parcial

A la hora de elegir qué trabajo es el más idóneo para compaginarlo con los estudios, hay que empezar por buscar alguno que no quite todo el tiempo que se necesita para terminar éstos. Así, lo ideal es un empleo a tiempo parcial, por ejemplo, los fines de semana. También hay que buscar un puesto en el que se pueda aprender.

Como sostiene Ainara Ormazabal, «si tienes la oportunidad de trabajar en una empresa que fomenta el aprendizaje y que además puede captar tu potencial, mejor». En este punto son muy interesantes las posiciones de becario. Éstas se centran mucho en la formación, en otorgar experiencia a la persona. «Creo que, en un primer momento, debe primar que sea una empresa con un buen plan de aprendizaje, antes de la retribución salarial u otro tipo de condiciones», comenta.

Otro punto importante, según la opinión de la responsable de Page Personnel, es que el puesto permita mantener un primer contacto con el cliente, que se empiece a desarrollar la faceta comercial. «Hoy en día nadie queda exento, ni siquiera un puesto técnico, de tener una relación con el cliente».

Tomarlo en serio

Cualquier tarea que tengas que desempeñar en tu puesto, por nimia que te parezca, te resultará útil para tu futuro profesional. De ahí que esta primera experiencia laboral deba tomarse con la más absoluta seriedad. «Todo lo que se hace en una compañía es importante. Por ejemplo, contestar el teléfono, ya que es la primera voz que se va a escuchar, es la imagen que vas a dar», explica Ainara.

En general nos cuesta ponernos en marcha

Retrasar el final de los estudios es una opción que, a bote pronto, nos puede parecer perjudicial para nuestro desarrollo profesional. Pero es una elección que no tiene porqué ser siempre negativa. Según Ainara Ormazabal, manager de Page Personnel, «es algo muy personal de cada estudiante».

De hecho, hay ocasiones en las que no se puede elegir y el trabajo se convierte en una obligación, más que en una elección. «Yo, como consejo para quien pueda elegir, creo que ha de tomarse muy en serio terminar también sus estudios. Lo que se empieza, debe terminarse. Si te queda solamente un año para finalizar y abandonas, es una pena».

El hecho de tener una formación es importante para el currículo, porque servirá como carta de presentación. Pero si se retrasa un año, tampoco va a ser muy grave, siempre que se demuestre que se trata de una persona tenaz y flexible, que durante ese periodo de retraso estuvo trabajando en una empresa y aprendiendo una serie de conceptos.

Además, las empresas son las primeras que deberían hacer todo lo posible para facilitar esta labor, conseguir que estos empleados puedan finalizar sus estudios, ya que a medio plazo esta solución puede ser determinante para el buen desarrollo de la empresa.

Llega el momento de moverse

¿Cuándo debería un estudiante iniciar la búsqueda de un empleo? Si seguimos la práctica de otros países, a años luz de lo que sucede en España, los 18 años son la edad marcada para iniciar ambas tareas. Cartero, entrenador de un equipo de niños o profesor de alumnos más pequeños son algunas de las actividades que se realizan, de forma habitual, en otros países.

«Si ya lo quieres enfocar a un trabajo más estratégico a medio plazo, porque tienes una formación muy específica, necesitarás haber superado los tres primeros años formativos para empezar a dirigirte», como afirma Ainara Ormazabal.

En España los jóvenes están demasiado acomodados y retrasan hasta los 23 o 24 años esta primera búsqueda. «Creo que hay oferta, trabajo y oportunidades de hacer muchas cosas cuando uno cumple los 18 años y tiene ganas, energía y muchas cosas que aportar». Así que conviene ponerse en marcha cuanto antes, para que no se nos eche el tiempo encima.

Formación ‘versus’ experiencia

¿Qué valoran más las empresas, la formación o la experiencia? Hay determinados estudios en los que es indispensable contar con una formación previa: Medicina o Derecho, por ejemplo.

Pero también hay muchas posiciones, en muchas empresas, en las que el hecho de ser un candidato tipo, ‘júnior’, de 24/25 años, lo que puede aportar es «flexibilidad, energía, predisposición al trabajo, aprendizaje, capacidad y esfuerzo», comenta Ainara Ormazabal. Ambas cosas serán valoradas por igual. «Para mí la formación nunca sobra, pero evidentemente hay muchos puestos en los que puedes aprender trabajando». Si puedes compaginar ambas cosas, estás de suerte.

Si se busca una cultura empresarial joven, de crecimiento y aprendizaje, una empresa en la que la persona encaje perfectamente, hay que mostrar una flexibilidad absoluta. «Y a empaparse. A estar atento. Ya que una compañía es la unión de todas esas cosas que se están trabajando».

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