lunes, 5 de noviembre de 2007

¿Has pensado en trabajar en el extranjero?

Mejorar para ser más competitivos. Aprender un idioma y vivir directamente en contacto con otra cultura. La posibilidad de viajar a otro país para aprender un segundo idioma es una opción en alza para los estudiantes de nuestro país. En concreto, unos 100.000 españoles, un 60 por ciento menores de edad, viajaron en 2005 fuera de España para aprender o mejorar sus conocimientos en otras lenguas, principalmente durante los meses de julio y agosto, según la Asociación Española de Promotores de Cursos en el Extranjero (Aseproce).

La lengua inglesa sigue la primera elección para la mayoría (un 90 por ciento de los casos) y el Reino Unido e Irlanda siguen siendo los principales destinos, seguidos de Estados Unidos. Eso sí, poco a poco se erigen nuevos destinos como Australia, Nueva Zelanda y Malta. Estos datos fueron presentados por Aseproce en una rueda de prensa donde se hizo una radiografía del sector. Además, la Asociación expuso que el volumen global de negocio de este sector se estima en unos 400 millones de euros anuales, de los que algo más de 280 millones corresponden a las organizaciones integradas en Aseproce.

El mercado de cursos de idiomas en el extranjero viene experimentando un ligero descenso anual debido, principalmente, a las consecuencias del envejecimiento de la población española provocado por el descenso de la natalidad que se registra desde hace años. Esta progresiva escasez se ve compensada por el aumento de familias que deciden enviar a sus hijos a estudiar idiomas al extranjero, conscientes de la importancia de mejorar su nivel formativo ya que hasta el 90 por ciento de las ofertas exigen el dominio del inglés.

Prácticas en Europa

Europa representa un buen destino para todos aquellos que quieran iniciar unas prácticas fuera de España. Nuestra pertenencia a la Unión Europea (UE), pone al alcance decualquier interesado el proyecto Leonardo da Vinci, dirigido a la formación profesional en todos los niveles. Uno de sus objetivos principales es la movilidad, es decir, favorece la realización de prácticas profesionales en empresas que están situadas en los países participantes.

Los recién titulados universitarios (hasta dos años después de que hayan terminado la carrera) y los estudiantes de los últimos cursos son sus destinatarios. Las becas tendrán una duración mediade seis meses, con un mínimo de tres y un máximo de 12 meses. Estas ayudas ofrecen: manutención (540 euros al mes); viaje de ida y vuelta; y seguro de accidentes, responsabilidad civil y asistencia en viaje. Las Becas Faro se dirigen a estudiantes universitarios de los últimos años de carrera. Otra posibilidad es contactar con empresas aquí en España que te proporcionen una oportunidad laboral en otros estados.

Trabajar como extranjero

Como ciudadanos comunitarios, los españoles podemos trabajar en cualquier Estado miembro de la Unión Europea (UE) y, además, en las mismas condiciones que los nacionales. No se nos exige obtener el visado de trabajo; con el carnet de identidad o pasaporte es suficiente. En cuanto al permiso de residencia, no lo necesitamos para períodos inferiores a tres meses. Cuando el tiempo sea mayor, habrá que solicitarlo. El que nos concedan será válido durante un año como máximo. Así que, en caso de que la estancia se prolongue, será preciso pedir un permiso de residencia que tiene validez durante cinco años.

Si lo que queremos es trabajar en un país que no forma parte de la UE (por ejemplo, en Australia, Estados Unidos o Canadá) deberemos obtener un visado. Es conveniente hacerlo antes de reservar y pagar el vuelo. Para trabajar en Estados Unidos, salvo excepciones puntuales, hay que solicitar el visado J1 trainee o J1 Employ, dependiendo de si el trabajo va a ser remunerado o no.

Estos permisos no puede obtenerlos un particular; se ha de gestionar a través de una empresa o una organización. Se te facilita un formulario donde debes responder dónde vas a dormir el primer día, cuándo tienes pensado regresar, etc.

Lo que debes hacer en todos los casos

Dejarse aconsejar por los profesionales y consultar varias opciones antes de contratar un curso o estancia en el extranjero.
Saber bien tanto lo que incluye el programa como lo que no incluye, así como las condiciones en que se va a desarrollar el mismo.

Es recomendable que se nos especifique claramente el número y la duración exacta de las clases que se van a recibir. No es lo mismo una hora de clase que una clase de 40 minutos.

Si se opta por el régimen de familia, conviene informarse sobre la modalidad de alojamiento: pensión completa o media pensión, habitación individual o compartida, etc.

Cuando el destino sea una residencia, deberán especificarnos sus características: situación, comunicaciones, régimen y horario de comidas, etc.
Contratar un seguro que cubra posibles gastos médicos, pérdida de equipajes, retrasos en vuelo o responsabilidad civil.

Exigir toda la información por escrito, para poder reclamar, si llegara el caso. En este sentido, la información de folletos publicitarios tiene valor contractual: obliga a la organización.

La interesante opción Au Pair

Si te gustan los niños, la profesión de Au Pair ha estado tradicionalmente vinculada al trabajo en el extranjero. Esta ha sido siempre la actividad elegida por muchas chicas que, al tiempo que cuidan de uno o varios niños, realizan una inmersión total en la familia de acogida, siendo éste uno de los mejores métodos para aprender un idioma.

Aunque siempre ha estado asociada a las mujeres, es una opción que también está abierta para ellos. ¿Cuáles son los requisitos que suelen exigirse? Tener entre 18 y 30 años, contar con un conocimiento mínimo del idioma y se valora el tener alguna experiencia con niños, aunque no es imprescindible. Además, se prefiere que los aspirantes sean no fumadores y tengan carnet de conducir.

Este empleo suele tener una duración de entre seis meses y un año, aunque se reduce cuando se trata de los meses de verano. El alojamiento se realiza en la misma casa en la que se están cuidando los niños, en una habitación independiente. Éste, junto con la manutención, son gratuitos. La jornada laboral no suele superar las cinco horas al día y hay un mínimo de un día libre a la semana. La familia es la encargada de remunerar a la Au Pair, con un dinero de bolsillo que, en líneas generales, no es una cantidad muy alta.

Hostelería, una apuesta segura

La hostelería es una de las opciones que los españoles siempre han tenido en mente a la hora de buscar trabajo fuera de España. La necesidad de personal en los establecimientos hoteleros, aunque no tan acuciante como hace unos años, sigue siendo considerable. Muchas agencias españolas están especializadas en conseguir este tipo de puestos.

El nivel de idioma que se posea va a ser decisivo para emplearse en uno u otro puesto. Los que lo tengan bueno podrán optar por trabajos cara al público, ya sea en un restaurante, una cafetería o un bar. En el caso de que no se domine el idioma, las alternativas se dirigen más hacia trabajos en la cocina o haciendo camas en un hotel. En estos trabajos, la jornada suele ser de unas 40 horas semanales, partidas y con dos días libres a la semana. La remuneración suele rondar los 600 euros y el alojamiento, en el caso de los hoteles, se tiene en el mismo establecimiento, en habitaciones dobles o triples.

La alternativa del campo

Desde hace años hay españoles que se trasladan a Francia, Bélgica e incluso a Holanda para trabajar en campañas de vendimia. Son los temporeros. Lo hacen por un período de tres o cuatro semanas y en pleno verano o primavera, todo depende de lo que vayan a recolectar. Las condiciones laborales de estos trabajadores nada tienen que ver con las de antes. Ahora, todo el que marcha al campo extranjero lo hace con un contrato a toda regla y cubierto por todas las prestaciones sociales y laborales del país.

Los temporeros trabajan unas 35 horas semanales y el salario depende de su categoría profesional. Nunca la paga es inferior al Salario Mínimo Interprofesional y algunos países tienen en cuenta las situaciones familiares. El año pasado las personas que trabajaron en los campos franceses unos 18 días y tenían dos hijos tuvieron derecho a prestaciones de 112,59 euros. Por otro lado, a los que contaban con cuatro vástagos se les pagó 401,08 euros.

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