lunes, 5 de noviembre de 2007

Orientación profesional para lograr un empleo a medida

El mercado laboral es hoy dinámico y cambiante, bien distinto de hace treinta años cuando el empleo era para toda la vida y la máxima aspiración de la mayoría de profesionales era trabajar en una «buena empresa» hasta alcanzar la jubilación.

La nueva realidad, unida al creciente deseo de las personas de obtener algo más que un sueldo a cambio de su trabajo, hace que la orientación profesional sea una herramienta de gran eficacia para que cada individuo consiga el empleo que mejor encaja con sus expectativas, su tipo de personalidad y su «mochila» de conocimientos y experiencia.

En qué consiste

Es un servicio al que las personas en paro pueden acceder gratuitamente a través de las consejerías de empleo de las comunidades autónomas o bien contratándolo de forma privada, tanto si están desempleadas como en activo. En ambos casos el objetivo de la orientación profesional es asesorar de forma individualizada acerca de las opciones de empleo.

El servicio lo prestan gabinetes donde trabajan profesionales especializados, la mayoría psicólogos del área de recursos humanos, y aunque cada CC.AA. y cada centro tienen sus propias directrices, en líneas generales el proceso consta de estas fases:

Entrevistas en profundidad. Se realizan para entrar en contacto con la persona y conocer su trayectoria formativa y profesional, sus motivaciones, posibles lagunas de empleabilidad, expectativas laborales, etc.

Tests de aptitudes y personalidad y otras pruebas. Sirven para conocer, entre otros, la inteligencia de la persona (aptitud verbal, numérica, de razonamiento abstracto, etc.) y sus rasgos de personalidad (creatividad, sociabilidad, dominancia, emotividad, egocentrismo, ...).

Diagnóstico diferencial. El experto coteja los resultados de las entrevistas en profundidad y de las pruebas y extrae conclusiones sobre la persona y su relación con el trabajo. Por ejemplo acerca de su capacidad de liderazgo, trabajo en equipo, resistencia a la presión, autocontrol, capacidad de aprendizaje, compromiso, etc. Si lo considera necesario prepara una segunda entrevista o una batería de pruebas acerca de un aspecto concreto sobre el que cree oportuno recabar más información.
Asesoramiento. A partir de todos los datos recogidos se orienta al individuo hacia el tipo de empleos que mejor encajan con él y tienen salida en el mercado laboral, si es necesario se le recomienda que mejore su formación y se le orienta sobre la forma de buscar trabajo. A los seis meses se realiza otra entrevista para ver si la persona ha logrado sus objetivos y en caso contrario se revisa la estrategia que ha seguido.

El proceso de orientación profesional suele durar en total entre 8 y 20 horas y su precio oscila entre 150 y 400 euros.

Beneficios psicológicos

La mayoría de personas que se someten a una orientación profesional se sienten satisfechas con los resultados. «Sobre todo porque es una herramienta para el conocimiento de uno mismo. A través de las pruebas la persona ve en qué aspectos es especialmente válida y eso le sirve para buscar la aplicación de sus puntos fuertes en el mercado laboral y orientar la búsqueda de empleo», asegura Mercè Garau, directora de Sèpal, Servicios de Psicología Aplicada y de Laboratorio.

En opinión de José Julio Hernández, director de la consultora Seforlab, «la orientación profesional aporta sobre todo tranquilidad y claridad para tomar decisiones».

Además permite detectar anomalías, como situaciones de mobbing o incluso malos tratos, de los que la persona a veces no es consciente, y que es preciso tratar para que pueda afrontar la búsqueda de trabajo con normalidad.

«En casos de ese tipo nosotros intervenimos utilizando, por una parte la hipnosis, para lograr que esos problemas afloren, y por otra el biofeedback», explica Antonia Ferrer, directora de COPSA.

El biofeedback está centrado en los métodos de tratamiento clásico de la psicología. Aporta información sobre las personas por medio de instrumentos externos como por ejemplo un ordenador. En una sesión típica se conecta a los pacientes a un instrumento de biofeedback con los sensores colocados en la superficie de la piel en varias localizaciones del cuerpo, generalmente los dedos.

Esto permite conocer su estado emocional en reposo y también cuando se les habla de aspectos del trabajo que les afectan. El aparato detecta la alteración y la persona la observa en el ordenador. Así toma conciencia. «Entonces le pedimos que aplique unas técnicas que le hemos enseñado previamente para reducir la carga emocional y si lo hace correctamente el ordenador lo refleja», explica Ferrer.

A quién le interesa

La orientación profesional debería llevarse a cabo por primera vez en la etapa escolar para ayudar a los jóvenes que acaban la ESO a elegir estudios. Y también convendría realizarla al terminar una carrera u otros estudios para afrontar con éxito el acceso al primer empleo.

La consultora Factor Placement Internacional, con una larga experiencia en orientación de carreras para profesionales a través del Programa Activo de Reorientación (PAR), ha puesto en marcha el Programa Activo de Colocación (PAC), dirigido exclusivamente a recién graduados. Su finalidad es proporcionarles los conocimientos de sí mismos, estratégicos y del entorno empresarial, necesarios para encontrar un trabajo acorde con su preparación y objetivos.

Pero la orientación no debería acabar ahí. «Convendría llevarla a cabo siempre que uno se sienta insatisfecho con su situación laboral. «De la misma forma que cada cierto tiempo te haces un chequeo médico, también deberíamos reflexionar sobre nuestra carrera, y no caer en la miopía de no ver más allá», aconseja José Arnó, director de la consultora ANÀLISI-NIC, y coautor de «Chequeando la carrera profesional», que acaba de publicar junto a Eva Tortras. «Porque si uno no está satisfecho con su trabajo al final tiene la sensación de fracaso laboral», puntualiza Antonia Ferrer, «y eso con el tiempo pasa factura».

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