lunes, 5 de noviembre de 2007

Encontrar trabajo después de los 40

Quedarse sin trabajo es traumático a cualquier edad. Más aún, si la persona afectada supera la cuarentena. Muchas empresas prefieren apostar por los recién titulados y las personas más jóvenes, dejando de lado un talento que, muchas veces, resulta desperdiciado.

Pero el mundo no se acaba si te enfrentas a esta situación. Cada vez más organismos ofrecen programas diseñados a la medida de este colectivo, contribuyendo a facilitarles su reinserción en el mercado. Cursos, charlas personalizadas y entrevistas con las compañías son algunas de las facilidades que ponen a su alcance.

Y nada mejor para levantar el ánimo que conocer, de primera mano, la situación de dos personas que se han enfrentado a ello. En ambos casos se muestran contentas con el resultado. Además, los centros educativos también están haciendo un hueco en sus aulas para los más mayores, quienes muchas veces requieren reciclar sus conocimientos.

Quedarse sin trabajo es traumático para cualquiera, pero si además se tienen más de 40 ó 45 años y cargas familiares, la situación se complica y cuando se alarga en el tiempo puede ocasionar trastornos como la pérdida de autoestima y la depresión crónica. La forma en que se encaja la pérdida de empleo varía en función del perfil. Quienes poseen escasa formación o han sido despedidos después de muchos años de trabajo en una misma empresa están desorientados y eso los paraliza.
Los parados mayores de 40-45 años con un cierto nivel de estudios tienen más posibilidades de encontrar empleo, ya que son más activos en la búsqueda de trabajo y pueden acreditar una preparación adecuada.

Talento desconocido

Los trabajadores de más edad conforman una de las mayores «riquezas» de cualquier compañía, pese a que muchas todavía no se han dado cuenta de ello. Un reciente estudio del centro alemán de investigación Adecco Institute afirma que la mayoría de las empresas europeas carece de una preparación para los cambios demográficos, especialmente el envejecimiento de la fuerza laboral.

Según este estudio, «el envejecimiento de la población ha llegado a Europa para quedarse. Aunque es un fenómeno que no afectará de igual manera a todos los sectores de la economía, e incluso puede que algunas empresas vean los problemas de estructura de edad como algo todavía lejano, llegará un momento inevitable en que las empresas deberán reconocer y valorar el talento potencial y la contribución efectivas de los trabajadores de más edad».

Más bonificaciones

Desde el Gobierno se intenta estimular la vida laboral de los mayores de 60 años, retrasando la jubilación anticipada. Así, unos 500 millones de euros se destinarán durante el próximo año a esta partida. Además, para favorecer la creación de empleo estable también está previsto que en 2007 se destinen a este fin 200 millones de euros en concepto de bonificaciones por la transformación de contratos temporales. Con ambas dotaciones se busca que la contratación indefinida bonificada suponga el 55 por ciento de toda la fija.

Un caso que merece la pena destacar es el de la Comunidad de Madrid. En ella, la tasa de ocupación de los mayores de 55 años creció más del doble que en España (6,1 puntos frente a los 2,9 nacionales). En la región se han creado 62.400 empleos para este colectivo en lo que va de legislatura, según un estudio de la Consejería de Empleo y Mujer.

La tasa de ocupación de estos trabajadores mayores es en Madrid del 50 por ciento y, en España, del 44, por lo que Madrid ya cumple con el objetivo de la Agenda de Lisboa para 2010: fijar la tasa de ocupación para los trabajadores de 55 a 64 años en el 50 por ciento. Cataluña y Baleares son las otras dos comunidades que también alcanzan este objetivo. La tasa en la UE de los Quince es del 44 por ciento y en la UE de los Veinticinco del 42 por ciento.

Cómo acceder de nuevo a un trabajo

Para evitar en lo posible situaciones de paro de larga duración, los expertos recomiendan:

Iniciar la búsqueda lo antes posible.

Estar abiertos a las nuevas circunstancias del mercado laboral, que exige flexibilidad, polivalencia, movilidad geográfica y adaptación a los cambios.
Ser conscientes de que es muy difícil encontrar un trabajo con un salario que iguale al del último empleo.

Mantener una actitud de ocupación, es decir, trabajar activamente en la búsqueda de empleo.

Explotar al máximo la red de contactos personales, ya que son la vía más eficaz para encontrar trabajo.

Estar dispuestos a realizar cursos de reciclaje, sobre todo de nuevas tecnologías. Llegado el caso, aceptar un trabajo que no coincida exactamente con lo que se esperaba y seguir buscando, ya que es mucho más fácil encontrar un buen empleo desde la actividad que desde el paro.

Entidades con programas de apoyo

La Fundación Adecco pone en marcha programas para el fomento de la empleabilidad para las personas mayores 45 años. Tal como explican en su página web: «Los profesionales del Grupo Adecco asesoran a los candidatos interesados en la búsqueda de empleo, analizando en un primer momento el perfil profesional e intereses profesionales (qué sabe, puede y quiere hacer). De este modo, se realizará un proceso de selección que incluirá entrevistas personales, superación de tests, pruebas y control de referencias profesionales. Tras este proceso de preparación previa, se hará un seguimiento continuo del proceso de integración laboral plena por parte de los candidatos». Más de 25.000 hombres y mujeres mayores de 45 años han encontrado empleo a través de la Fundación Adecco.

En las diferentes comunidades autónomas existen asociaciones de parados mayores de 40 años que ofrecen también asesoramiento sobre la búsqueda de empleo y la creación de microempresas, cursos subvencionados, bolsa de trabajo y, en algunos casos, apoyo psicológico a través de personal especializado.

También te interesa conocer el proyecto Emplea 45, pues gracias a él la inserción sociolaboral de las personas mayores de 45 años es más fácil. La Red Araña y Eslabón, ambas entidades sociales, cuentan con este programa entre sus servicios. El mismo, que cuenta con el apoyo económico de Caja Madrid y Caja del Mediterráneo, parte de la base de que para una exitosa integración laboral, no es suficiente una intervención que enseñe a los usuarios las herramientas básicas de búsqueda de empleo, ya que suelen conocerlas.

«El mayor éxito radica en una actuación con las empresas, en su esfuerzo de sensibilización rompiendo barreras, prejuicios y dando a conocer las ventajas de su contratación», explican desde Red Araña. «Otro objetivo básico del proyecto es motivar a los participantes con carácter emprendedor a crear su propia iniciativa empresarial o asociativa».

Gracias a las personas que han pasado por este programa se puede realizar un perfil del usuario habitual de Emplea 45. Según datos relativos a 2005, el 36 por ciento de quienes participaron en el programa fue contratado por pymes. ¿En qué puestos? Encuestador telefónico, teleoperador, en limpieza, como ayudante a domicilio o como auxiliar geriátrico.

Más del 87 por ciento de los participantes son mujeres entre 45 y 49 años, el 39 por ciento tiene entre 50 y 54 años y sólo un cinco por ciento supera los 55. Su nivel de estudios es de EGB (43 por ciento), BUP o COU (26 por ciento) y de licenciatura o diplomatura (8,6). Un 9,68 de los participantes no tiene estudios.

Respecto al tiempo que han estado desempleados, la mayoría más de dos años (44 por ciento). Un 20 por ciento lo ha estado entre seis meses y un año y otro 20 por ciento entre uno y dos años. Las ocupaciones que más demandan, y en las que se inscriben, son de baja cualificación (un 43 por ciento lo hacen como auxiliar de ayuda a domicilio, personal de limpieza, manipulador, planchador), en la Administración (38,7), en Sanidad (12,9) y en industria y construcción (el resto). Hay una abrumadora mayoría de españoles (88,17 por ciento) frente a latinoamericanos (siete) e inmigrantes de otros países europeos y magrebíes. Además, el 68 por ciento tiene cargas familiares.

La opción de los Talleres de Empleo

Las distintas Administraciones están dando preferencia en sus programas de ocupación a los mayores de 40 años, ya que la dificultad de estas personas para volver al mercado laboral persiste. Sin embargo, la mayoría de programas no se dirige únicamente a este colectivo, aunque se les da prioridad.

Uno de los más destacados es el programa de Talleres de Empleo, que funciona desde 1999. Se creó a partir de la experiencia positiva de las Escuelas Taller y Casas de Oficios, dirigidas a jóvenes parados menores de 25 años con especiales dificultades de inserción laboral e integración social. Éstos utilizan una metodología similar a la de las Escuelas Taller y Casas de Oficios, aunque adaptada al colectivo al que se dirigen, formado por personas a partir de 25 años, de las que muchas superan los 40.

Este programa permite a los participantes aprender un oficio y ponerlo en práctica, ya que combina la formación con el trabajo. Además tienen preferencia los colectivos con mayores dificultades de inserción, en especial los definidos como preferentes de actuación en los Planes Nacionales de Acción para el Empleo de cada año, entre los que se encuentran los desempleados mayores de 45 años. Pero también los parados de larga duración, las mujeres y las personas con alguna discapacidad.

Los participantes aprenden oficios de contenido social: auxiliar de geriatría, atención domiciliaria, atención telefónica a través de teletrabajo, microinformática, etc., que desarrollan en beneficio de la comunidad, trabajando en un municipio o en entidades sin ánimo de lucro. El programa tiene una duración mínima de seis meses y máxima de un año. Durante su desarrollo, los trabajadores suscriben un contrato con la entidad promotora y reciben formación ocupacional adecuada, en alternancia con el trabajo y la práctica profesional. El tiempo que dedican a la formación teórica se computa como jornada efectiva de trabajo.

Quienes deseen participar en un Taller de Empleo, pueden solicitar información sobre la puesta en marcha de nuevos proyectos en los Servicios Públicos de Empleo estatal y autonómicos, directamente en las Escuelas Taller, Casas de Oficios y Talleres de Empleo en funcionamiento o bien en las páginas web correspondientes a cada comunidad, a las que pueden acceder desde la página del INEM.


Las Universidades de Mayores

Para quitarse la espinita y hacer algo que toda la vida han querido llevar a cabo pero que por falta de tiempo o por otras razones no han podido, por entender un mundo en constante cambio o simplemente por aprender más, por ser más sabios: las Universidades de Mayores proliferan en todas las ciudades españolas, lo que viene a demostrar que para la educación no hay edad.

Unas más veteranas, como la de Alcalá de Henares, con sus 16 años de vida a sus espaldas, otras más jóvenes, como la de la Rey Juan Carlos, e independientemente de su denominación, ya sea Universidad de Mayores o de la Experiencia, lo que todas tienen en común es su vocación de servicio para personas que ya han alcanzado la madurez.

Los mayores de 50 son los destinatarios de este tipo de ofertas, basadas en la reflexión, la discusión y la explicación de las causas de las cosas, como afirman desde la madrileña Rey Juan Carlos. Acudir a este tipo de iniciativas supone asumir un grado de responsabilidad similar al del resto de estudiantes. Los programas se dividen en cursos académicos que suelen comenzar en octubre y finalizar en junio, estructurados en materias obligatorias y optativas como, por ejemplo, las claves de la evolución humana, el empleo del ordenador, cómo redactar correctamente, clases de astronomía, la prevención de la salud, la cultura de la paz, la historia de España, cómo mirar un cuadro o claves de las matemáticas.

El caso de Emma Patricia Roca

El caso de Emma Patricia Roca seguro que nos recuerda a algún otro parecido que hemos visto en nuestro entorno. Durante muchos años, Emma desempeñó trabajos como teleoperadora. Tenía contratos por obra, de carácter temporal y que se encadenaban uno tras otro. «Llegado el límite máximo impuesto por la ley, incluso tenía que estar un tiempo trabajando en negro», afirma. Además, su turno era nocturno, implicaba la realización de muchas horas y le obligaba a dormir durante todo el día. «No era persona».

Un día, a través de una amiga, conoció la labor de ayuda facilitada por la Fundación Adecco para personas que, como ella, ya tienen cierta edad y que ven cómo, precisamente ésto, supone un problema a la hora de encontrar otro empleo. «En las empresas en las que iba a hacer entrevistas de trabajo, al final, siempre me rechazaban por mi edad».

Gracias a esta Fundación, le consiguieron un puesto en Caprabo, que era precisamente lo que ella les pidió: un empleo con un trato más directo con el público, como el que se tiene en un supermercado. Le organizaron una entrevista y consiguió el trabajo. En agosto hizo un año de su contrato y afirma sentirse contenta. «He conseguido mejorar mi calidad de vida, que es lo que buscaba».

Ahora, incluso, ofrece su testimonio para que otras personas que se encuentran en su misma situación sepan que tienen posibilidades. Es el caso de la foto que acompaña a este texto, correspondiente a unas jornadas organizadas por la Fundación Adecco en Barcelona, donde los asistentes contaron con sus declaraciones.

El caso de Purificación González

La búsqueda de empleo suele ser una tarea difícil, aún más para un colectivo como el de las personas mayores de 45 años. En este caso el mercado laboral, obsesionado por contratar a jóvenes, convierte en un «problema» eso de cumplir años. Éste es el caso de Purificación González. Ella estudió secretariado y trabajó en su juventud como auxiliar administrativo hasta que decidió casarse y dejar su empleo para dedicarse por completo a su marido y sus dos hijos.

Ahora, a sus 52 años, ha decidido reincorporarse al mercado laboral, para lo cual tiene que hacer frente a una asignatura pendiente: la informática. «Tengo que ponerme al día en el manejo del ordenador, porque es un requisito indispensable en la actualidad para acceder a cualquier trabajo. Para ello estoy realizando cursos de ofimática».

Asimismo, Purificación ha participado en el programa para mayores de 45 años que organiza Red Araña, en el que orientan y asesoran a personas desempleadas de esta franja de edad con el propósito de que aprendan a utilizar internet como herramienta de gran ayuda a la hora de buscar trabajo.

Además, esta misma entidad le ha brindado la oportunidad de realizar unas prácticas, de unos dos meses de duración, desempeñando labores de recepcionista y apoyo administrativo, una experiencia que Purificación valora de forma muy positiva y que asegura le ha servido para poner al día sus conocimientos. Por su experiencia, no abundan los organismos preocupados por ofrecer ayudas a los problemas específicos de este colectivo. Cuando se planteó volver a trabajar, su mejor aliado fue internet, ya que utilizó la red parar buscar información de entidades y empresas que ofrecieran cursos interesantes para mejorar su formación.

En su opinión, son muchas las razones por las que las empresas deberían interesarse más en contratar a personas de su edad: «la responsabilidad, el empeño y las ganas de introducirse en el mercado laboral», son algunas de las ventajas que señala, junto a «la experiencia profesional y vital. Los años hacen además que sepas muy bien lo que quieres y busques cierta estabilidad, mientras que alguien más joven muchas veces va de un trabajo a otro hasta que encuentra algo que le satisfaga o que se adecúe con su preparación». Para aquellas personas que se encuentren en su misma situación, Purificación aconseja «ser optimista, ya que quien busca encuentra. Es sólo cuestión de ponerse a buscar. Pero el primer paso debe ser reciclarse para poder encontrar el tan ansiado empleo».

Hasta el momento Purificación no ha tenido que afrontar ninguna entrevista laboral. Prefiere tomarse su tiempo para prepararse bien antes de empezar a mover su currículo en busca de un empleo como recepcionista o auxiliar administrativo.

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