lunes, 5 de noviembre de 2007

Diez buenas ideas para encontrar empleo

Desde que el ciclo económico que atravesamos entró en su fase de descenso, buscar trabajo se ha convertido para muchos en un auténtico calvario. A pesar de ello, siempre existen ofertas de empleo que cubrir y oportunidades de negocio por explotar.

Y los expertos en selección son optimistas, aseguran que en los meses de septiembre y octubre se va a notar un considerable aumento de la oferta de empleo.

El siguiente decálogo de buenas prácticas puede servirte de punto de partida para tener éxito en la búsqueda de trabajo.
Conócete a ti mismo. Analiza tu trayectoria formativa y profesional y haz un listado detallado de tus conocimientos, experiencia, logros y habilidades. Son tu carta de presentación en el mercado, tu definición como «producto», que en función de su «atractivo» y de la ley de la oferta y la demanda va a tener más o menos posibilidades de interesar a las empresas. Si optas por el autoempleo, conocer tus puntos fuertes y débiles también te será útil.
Define tu objetivo profesional. Reflexiona sobre el tipo de trabajo que te gustaría realizar teniendo en cuenta tu formación, experiencia, habilidades y preferencias. Tómate tiempo: analiza a fondo qué no te gusta hacer y con qué disfrutas trabajando.

Si no posees la cualificación adecuada para acceder a tu «empleo ideal» márcate un objetivo realista a corto plazo y empieza a trazar tu estrategia para alcanzar tu objetivo final más adelante. Da un primer paso, sino serán otros quienes decidan cómo va a ser tu carrera.

Si crees que necesitas ayuda para definir tu proyecto puedes acudir a un centro de orientación profesional. Un equipo de psicólogos estudiarán tu perfil a través de tests psicotécnicos y entrevistas en profundidad y te orientarán sobre tus opciones. Algunas CC.AA. ofrecen este servicio de forma gratuita.
Indaga para hacerte con una base de fuentes de empleo lo más amplia posible. No te conformes con consultar las ofertas de empleo de la prensa, recurre también a webs de empleo y a las bolsas de empleo de los centros donde hayas estudiado y a las del gremio o colegio profesional de tu especialidad; localiza listados de empresas (a través de internet, cámaras de comercio, anuarios, etc.) para enviarles tu currículum, sin olvidarte de las compañías de la competencia de tu sector a las que podría interesarles tu perfil.
Utiliza tu red de contactos personales. Un 75% de los puestos de trabajo que ofrecen las empresas no llegan nunca a anunciarse, se cubren a través de amigos y conocidos.

Da voces sobre todo entre las personas que sepas que por su situación profesional pueden conocer ofertas de empleo, proporcionarte información interesante de empresas y del mercado laboral y ponerte en contacto con personas bien situadas para acercarte a empleos concretos.

Se calcula que una persona adulta tiene una red de contactos directa e indirecta de entre 1.500 y 3.000 contactos, aunque muchos de ellos están inactivos.
Estudia a fondo las ofertas de empleo en las que estás interesado. No hagas un currículum genérico, adáptalo a cada caso concreto. Observa además qué requisitos aparecen en la mayoría de ofertas de empleo para ver cuáles cumples y cuáles no. Ello te dará una idea de las carencias de formación o experiencia que te impiden acceder a según qué puestos, y te ayudará a redefinir tu estrategia de búsqueda de empleo.
Lleva una agenda de tus pasos en la búsqueda de empleo. Realizarás muchas acciones. Lo mejor para no olvidarte de ninguna de ellas y hacer balance del proceso es ir anotándolas.
Prepara las entrevistas de trabajo. Apréndete el currículum para hablar con soltura de él y contestar con seguridad a las preguntas que te hagan sobre tu trayectoria académica y profesional.

Piensa también en cómo contestar a cuestiones espinosas del tipo: por qué se rompió la relación con su anterior empresa o cuáles considera que son sus puntos débiles como profesional.

Acude a la cita puntual y viste de acuerdo con la ropa que corresponde al puesto que ofrece la empresa. Muestra interés por él e intenta transmitir al entrevistador que eres la persona adecuada para cubrir la plaza destacando los aspectos de tu currículum y las habilidades y cualidades que te convierten en la persona idónea para el puesto.
Reflexiona sobre cómo ha ido la entrevista, y si la empresa no se pone en contacto contigo en unos días llama para interesarte por el estado de tu candidatura.
Si pasan los meses y no encuentras empleo, analiza la estrategia que has seguido para revisar si tiene alguna «fisura».
No olvides la opción del autoempleo si eres emprendedor o si por tu perfil tienes dificultades para encontrar empleo. Un profesional válido no necesita que otros lo contraten, puede optar por trabajar por cuenta propia.

El arte de saber venderse

El marketing personal no tiene grandes secretos: consiste en estudiar los puntos fuertes y débiles que poseemos para saber explotar los primeros y corregir los segundos.

El primer paso para preparar la estrategia en la búsqueda de empleo es mirar hacia dentro, sólo hace falta dedicar cierto tiempo a observarnos, a reflexionar sobre nosotros mismos, algo muy sencillo, pero que pocas veces hacemos.

El segundo paso es mirar hacia fuera. Observar el entorno se concreta en situaciones como la entrevista de trabajo. Durante ella puede sernos de gran ayuda:
La escucha activa. Hay que estar muy atentos a lo que pregunta el entrevistador y aprender a interpretarlo. Hay que intentar averiguar a través de sus palabras qué espera de nosotros y qué tipo de profesional está buscando exactamente.

Algunos candidatos no son capaces de reflexionar sobre estos aspectos porque mientras el entrevistador les pregunta no le escuchan activamente pues se distraen pensando en lo que van a contestar.


El análisis del ‘metamodelo’ de lenguaje. Consiste en observar cómo se expresa el entrevistador: qué palabras utiliza y en qué tono de voz, cómo gesticula, en qué ideas insiste, qué tipo de preguntas hace o cómo va vestido.

Todo esto nos puede ayudar a averiguar en qué focaliza su interés: en que cumplamos con los objetivos económicos de la empresa, en hacer bien el trabajo, en cuidar el trato al cliente...

La técnica del acompasamiento. Se centra en observar para imitar, pero sin que resulte burlesco. No se trata de que nos convirtamos en un clon del entrevistador, sino de que nos alineemos con su estilo de comunicación para facilitar el diálogo: hablar en su mismo tono y utilizar un registro similar al suyo.

Observar el entorno. La ubicación y la decoración de la oficina de la empresa que ofrece el empleo, el aspecto de las personas que trabajan en ella, las revistas que hay en la sala de espera... Son detalles, pequeñas pistas que nos pueden dar indicios sobre cómo es la compañía, pero sacar conclusiones precipitadas sería un error.

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